jueves, 8 de agosto de 2013

Testigo de ... (por Susana Cotrina)

Y estando ahí, en plena matanza, dándolo todo…me llega mi Sita y me dice: “te tengo que decir una cosa: Quiero que seas mi testigo de boda” ¿pues que voy a hacer con ese pedazo de notición? Reírme, saltar de la alegría, quedarme asombrada…¡¡¡Noooo!!! Lo mejor que se me ocurre es llorar de la emoción, ains, Qué buen momento!! Se me pasaron tantas cosas buenas por la cabeza. Tantos recuerdos que tenemos desde que éramos unas enanas hasta ahora que no tendría espacio para contarlos.

¡¡Testigo de la unión del Amor de mi Montse con mi Marcos!! De la decisión que ha tomado para el resto de su vida. Ser testigo de toda esa larga relación de no se cuantos años, que he vivido desde el principio, en la que me han tenido de candelabro, carabina…me han sacado de paseo, me han apoyado… y miles de cosas más. Y ahora soy la elegida para confirmarla, jajajja….GRACIAS!!!



Para mi no es una simple firma que queda reflejada en un papel. Estoy confirmando que se quieren con locura, que han vivido unidos un montón de emociones, que quieren seguir viviéndolas juntos y  seguir creciendo el uno al lado del otro.

En fin, el hecho de que me haya elegido como testigo me recuerda que tengo una muy buena, no, una BUENÍSIMA AMIGA, que sabe que me tiene para todo lo que necesite, al igual que sé que ella está siempre ahí.

Marcos no tengo que decirte que me la cuides porque sé que lo seguirás haciendo como hasta ahora, incluso mejor, porque como me entere yo de lo contrario, jumm!!

Deseo que todos los días de vuestra vida estén llenos de felicidad y amor mutuo, que las pruebas que debáis superar os unan más y que el amor que ahora siente el uno por el otro sólo cambie para aumentar y que nos deis pronto el fruto de ese amor (ya mismo).


Aquí os dejo un texto que encontré de Khalil Gibran  y dice mucho de cómo debiera de ser el matrimonio. Espero que os guste y recojáis la esencia de lo que dice.



EL MATRIMONIO

Nacisteis juntos y juntos permaneceréis para siempre.
Aunque las blancas alas de la muerte dispersen vuestros días.
Juntos estaréis en la memoria silenciosa de Dios.
Más dejad que en vuestra unión crezcan los espacios.
Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Amaos uno a otro, mas no hagáis del amor una prisión.
Mejor es que sea un mar que se mezcla entre orillas de vuestra alma.
Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis sólo en una.
Compartid vuestro pan, mas no comáis de la misma hogaza.
Cantad y bailad juntos, alegraos, pero que cada uno de vosotros conserve la soledad para retirarse a ella a veces.
Hasta las cuerdas de un laúd están separadas, aunque vibren con la misma música.
Ofreced vuestro corazón, pero no para que se adueñen de él.
Porque sólo la mano de la Vida puede contener vuestros corazones.
Y permaneced juntos, más no demasiado juntos:
Porque los pilares sostienen el templo, pero están separados.
Y ni el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro.





¡¡Un besazo enorme!!



SUSANA

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